No es una sorpresa que muchas personas luego de haber sobrevivido a una pandemia, necesitan más de una actividad para poder desconectar su mente y relajarse. Es por ello que se ha vuelto muy conocida lo que es la práctica del mindfulness, pero ¿qué es? Pues es una práctica basada en la meditación que consiste en entrenar la atención para ser consciente del presente.
Si bien esta práctica está basada en la meditación, esta es mucho más amplia. No necesita una posición corporal concreta y tampoco está relacionada con ningún tipo de religión. Simplemente consiste en ejercicios para centrar la atención en el momento presente y responder hábilmente a los procesos mentales, influyendo así en el estrés y el comportamiento.
Son muchas las personas que quieren iniciarse en la práctica de Mindfulness pero no saben cómo y por dónde empezar. He aquí algunas claves para ello:
- Busca un espacio tranquilo: Es importante saber elegir los entornos que hagan más fácil llevar a cabo el procedimiento. Elige un lugar lejos de estímulos que te puedan distraer, sin ruidos. Si encuentras un lugar con naturaleza, mejor.
- Date una pausa y observa: Se trata de detenerse, respirar y observar lo que ocurre en el cuerpo en ese mismo momento. Ver qué te está pasando por la cabeza e identificar los sentimientos que uno tiene.
- Respirar: Su función es doble. Por un lado, las respiraciones hondas y pausadas ayudan a oxigenar el cuerpo y a relajarse. Por el otro, permite empezar a focalizar la atención en algo concreto de una manera sostenida.
- Concéntrate en lo que está pasando en tu cuerpo: enfocar la atención a aquellos pequeños hechos que podemos notar que ocurren en nuestro cuerpo como las palpitaciones del corazón, uno detrás de otro y dedicando a cada uno de ellos, aproximadamente, medio minuto. Haz esto con unos seis elementos.
- Suelta todos tus pensamientos: Fíjate cómo algunos pensamientos generarán ciertas sensaciones físicas, y suavemente trata de ayudarte de la respiración para no preocuparte por ello. No juzgues y agradece la fortuna de estar vivo y de sentir todo lo que sientes.
A través de esta práctica puedes guiar el camino de tu propia vida, y no dejar que tus pensamientos ni tus sentimientos lo hagan por ti. Si todavía no has empezado, es el momento de hacerlo.